miércoles, febrero 12, 2014

No Hay Quien Nos Pare: 'las historias de quienes, como nosotros, pagan la entrada'

Entrevista con Luis Fernando Fonseca, periodista y coeditor de la revista digital de metal 
"No Hay Quien nos Pare". Ha publicado además para medios como Gkill City y Soho.



Cuéntanos, por qué iniciaste con la página.
"No Hay Quien Nos Pare" inició con la intención de contar las cosas sobre el Rock que omite el periodismo de espectáculos, ese que mira a esta cultura como la hermana fea y rebelde a la que nadie quiere pero que está en tu mesa todas las mañanas.
En un principio quiso ser un medio especializado pero nos fuimos dando cuenta que eso significaba ponerse una camiseta apretada, la del cliché de “tipo sabelotodo”, así que optamos por contar las historias detrás de las bandas: una camiseta más cómoda, como la que te pones por gusto o porque no te alcanzó para otra más cara.
¿Se especializan en la historia detrás del escenario y previo al concierto entonces?
Hasta hoy esa ha sido la idea. Pero pronto empezaremos a contar las historias de quienes no están sobre las tablas, de quienes, como nosotros, pagan la entrada.
¿Es entonces la crónica el núcleo narrativo de NHQNP?
Sí, aunque también hemos publicado relatos de no-ficción, entrevistas y hasta ficción (vuelos inspirados en canciones que han surgido de colaboraciones)
¿Qué piensas del movimiento editorial-rockero de nuestro país? A fines de los noventas y primeros dos mil tuvimos publicaciones como Acero, Hard News y Darkness en Quito. Luego tuvimos una serie de sitios web como Ecuarock. Luego, los blogs y las redes sociales, todo esto frente a un eslogan popular en el medio, "el rock no es consumo".
"No es consumo" porque aquí no hay una industria musical. No existe en otros géneros y peor en este. Pero esos medios, aunque a veces se repiten y copian entre sí, siguen las tendencias de los de fuera, de los que están enlazados a las productoras. Entonces se limitan -se limitaban- a hacer reseñas o a copiarlas de las empresas discográficas que les enviaban material. También he visto entrevistas pregunta-respuesta que quizá sacaron de un modelo español. Y en la web no hay novedades salvo iniciativas aisladas y el barullo de comentaristas de Facebook.
Entre mis preferencias está lo que hace el poeta Alexis Cuzme en Manta, con su Marfuz Zine para la que hemos colaborado de lado y lado. Y también los fanzines de provincia que intentan ser originales y se encargan de las bandas 'de los panas' Esos a blanco y negro donde cada uno dice lo que le da la gana.
¿Crees que decir lo que nos de la gana esté en peligro con la Nueva Ley de Comunicación? o consideras que la música no tiene el mismo interés que la política.
Decir lo que nos da la gana no es tan simple como suena. Conlleva tener algo qué decir y decirlo bien.
Si bien el ámbito musical es distinto a la política pura y dura de los partidos por ejemplo, todo puede estar sometido a control. Claro que el interés de los censores -y de la ley- es político pero en cuestiones de propaganda hay quienes han metido sus narices en la cultura como cuando promocionan conciertos o bajan los impuestos en épocas de campaña.
Y en cuanto a las leyes, no sólo la de comunicación, no deben ser una excusa para dejar de decir algo. Mira lo que pasa en México: el narco amenaza y asesina a periodistas sin que el Estado mueva un dedo por ellos que nunca dejan de trabajar. Son valientes. Aquí sería una desfachatez autocensurarse por posibles querellas o epítetos, más en lo musical que, por ser un arte, expande las fronteras de la imaginación de quienes escuchan y leen.
Mencionabas antes que acá "no hay industria musical". Sin embargo, muchas bandas reclaman más apoyo en difusión (1X1 en las radios), e incluso más réditos económicos. ¿Crees que se deba avanzar hacia ese camino para asegurar la continuidad de la escena? ¿Hasta donde es importante la plata?
Claro que una industria nos beneficiaría porque los músicos no viven del aire ni de los subsidios que el Estado casi no les da. Hace poco leía en el artículo de una amigo, Diego Cazar, que los artistas como él están empujados a dar 'la vuelta del músico' en cada concierto porque la audiencia no ve su actividad como un trabajo tanto como un pasatiempo. La cosa no debe continuar así.
La plata, entonces, es un soporte. No es vital ni el fin último pero es la única forma de reconocer a quien suda sobre el escenario, a quien tiene  talento y se entrenó para estar ahí. Por otro lado, la iniciativa privada puede estar llena de marcas y publicidad pero no lleva consigo la carga de un compromiso político, partidista, quiero decir. Y la independencia en el arte es vital, como en el periodismo.
Volviendo al tema musical, por qué el metal y no la salsa.
Jajá. Porque es lo que amamos sin parar. Respeto mucho la Salsa, su historia y estética hace que sea un género musical con todas las de ley pero el rock es el soundtrack de la libertad en Occidente desde hace medio siglo, es el ritmo de los marginados desde que James Dean se subió a una moto en los cincuenta y lo será por siempre.
Tengo un gran amigo que ha colaborado con ilustraciones y fotos para la página. Sebastián Medina es salsero de sepa y hay algo inexplicable que nos une, quizá el que vemos a nuestros géneros preferidos como un motor de nuestras vidas o talvez el hecho de que podemos divertirnos con cada estilo sin dejar de ser nosotros mismos, sin repelernos.
Aunque no existen estadísticas certificadas, Basca es considerada la banda preferida de los ecuatorianos. ¿Consideras esto como un estancamiento o como una forma de perseverancia de la esencia del rock duro?
Basca tiene sus méritos: empezaron diciendo lo que tenían que decir con ritmos pesados y elocuentes, tienen un gran respeto hacia el público y evolucionan como músicos. No es un estancamiento que los prefieran pero serían más representativos si compusieran más seguido y si dieran el salto fuera de nuestras fronteras.
¿Pero qué hay de otros referentes (CRY, Total Death, Chancro Duro, Blaze)?
De los que nombraste, Total Death son los únicos que han sido constantes y eso les granjeó su relevancia internacional. Creo que están donde deben estar. La gente aprecia mucho a Blaze que son un referente que puede volver, decisión de ellos. De Cry me llama la atención su frontalidad para putear a los anticristianos en un medio con preferencias extremas, pero les ha faltado promoción. Y Chancro Duro es un chiste mal contado, pero es una opinión personal. Habrá quien sienta nostalgia al oír tanta basura, habrá quien se entretenga con ellos.
Todas las bandas anteriores son referentes de la escena nacional, que han sido tomados en cuenta en varias compilaciones, desde la década de los noventas, pero ¿qué sucede con las bandas nuevas? ¿Hay bandas nuevas? ¿O existen tantas que no sabemos por donde empezar?
Lo que las bandas nuevas forjen lo sabremos después. Quizá influya el hecho de que ahora tienen menos interés en hacer discos o casetes que ya se han perdido. Pero la idea extremadamente productiva e incontenible de formar un grupo estará mientras haya adolescentes. Es como un sello de ese grupo etario que a veces trasciende.
Las bandas relativamente nuevas que sigo son Extreme Attack e Hidra. Son muy poderosas.
En algún momento mencionaste tu interés por el boxeo. ¿Qué relación encuentras entre una música tan potente como el metal y este deporte?
Ese deporte me ha gustado desde chico, desde antes de escuchar Rock and Roll. Hasta hice un ensayo sobre eso. Es que subir a la lona es perder con método aunque se gane, es como ser amante del Rock: una lucha encarnizada por algo que se queda dentro de ti aunque te noqueen con la indiferencia o los embates de lo que no es cultura y abunda en las radios. Quizá el hecho de que el soundtrack de Rocky sea Survivor no es gratuito. Tenía que ser grandilocuente y sentimental a la vez. Tenía que ser la música de sobrevivientes.
¿Alguna vez quisiste ser músico o boxeador? o siempre quisiste abordar esos temas como escritor.
Fui boxeador aficionado en mi infancia hasta que me noquearon y me di cuenta que mi mala visión me jugaría en contra, sería peor que el miedo.
También quise cantar en una banda de Rock, durante la adolescencia pero entrenarse para eso es más difícil que darle puños a un saco o saltar una cuerda todos los días.
Prefiero el periodismo, una forma de perder menos mortal y que nada tiene que ver con la fama que lo corrompe todo.



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