Inauguramos este año con una nueva sección dentro de CARICATO ONLINE con un personaje muy conocido por todos: Jamil Mahuad, presidente de nuestro país entre 1998 y 2000, quien es requerido oficialmente por la justicia desde el lunes 26 de diciembre, acusado de peculado durante el feriado bancario de 1999 y congelamiento de fondos.
Jorge Jamil, descendiente de árabes y alemanes, quien nació en Loja un día de julio de 1949, se postuló por primera vez a la presidencia de la República en 1988, auspiciado por Democracia Popular (ahora Unión Demócrata Cristiana). Posteriormente, fue elegido diputado por Pichincha, cargo que desempeñó entre 1990 y 1992, durante el cuál se hizo aún más famoso debido al cenicerazo que recibió en 1991, el mismo día que Jaime Nebot llamó "enano mamarracho hijuep..:" a Enrique Ayala Mora.
En 1992 dio un giro trascendental en su carrera política al ser elegido alcalde de Quito, cargo que desempeñó exitósamente al continuar con la planificación iniciada por Rodrigo Paz que entre otras cosas, incluía la instalación del trolebús, inaugurado en 1995. En 1996 Jamil Mahuad fue reelegido para otro período frente a la Alcaldía Metropolitana, luego de derrotar a Federico Pérez Intriago, el entonces prefecto de Pichincha, quien intento imitar la estrategia de Jamil para ascender en la política pero fracasó estrepitosamente.
Durante la mitad de su segundo período, y luego de la fallida campaña presidencial de Wladimiro Álvarez en 1992 en la que perdió frente a Sixto, Mahuad se candidatizó en 1998, elección que debió realizarse en 2000 pero que el derrocamiento de Abdalá Bucarám adelantó dos años, desbaratando por completo el calendario político y permitió el ascenso político de viejas figuras públicas como Álvaro Noboa, el excéntrico magnate guayaquileño que años más tarde ofreció por poco convertir a la sociedad ecuatoriana en otra España, sin saber que años más tarde este país atravesaría una recesión (quizás Alvarito era un medium y adivinó la crisis que se presentaría tiempo después).
Ese mismo año, un acontecimiento cambiaría la historia de nuestro país: la firma del Tratado de Paz con Perú en Itamarati, que puso fin a la disputa territorial iniciada en 1942 con la firma del Protocolo de Rio de Janeiro y acabó con el sueño de nuestro país de llegar hasta el Amazonas para comerciar nuestro mote y sombreros de paja toquilla con Europa y África. Jamil, amado por unos y odiado por otros, llegó incluso a ser propuesto para el Nobel de la Paz junto con Alberto Fujimori, a quién regaló una cantimplora y un plátano que su abuelo conservaba desde la guerra de 1941. El infierno, sin embargo, no se desataría sino hasta 1999, cuando la decisión del feriado bancario, el congelamiento de fondos, devaluación del sucre y la posterior dolarización provocaría la ira de las comunidades indígenas quienes tiempo después pactarían con el demonio al otorgar a Lucio Gutiérrez el liderazgo de uno de los golpes de estado más importantes de la historia de nuestro país, superado solamente por el gran despliegue publicitario que la Rebelión de los Forajidos de 2005 aplicara a al líder de Sociedad Patriótica la Ley del Talión: Ojo por ojo, diente por diente.
Derrocado, Jamil partió en 2000 al exilio en Harvard, la misma universidad donde once años atrás obtuvo su maestría en administración pública, y en donde, según fuentes no oficiales, ejerce la cátedra de Cómo hacer quebrar a un país y no morir en el intento, frase que según otra fuente no oficial le gustó tanto a Lucio Gutiérrez que decidió repetirla en 2005. Quienes le han visto en Estados Unidos, dicen que ahora luce desmejorado y deprimido. En 1997, un derrame cerebral casi evita que se postule a la presidencia el año siguiente. Si podrá hacer frente al juicio político que le espera durante este año sólo dependerá de su extradición... si es que ocurre.
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