sábado, noviembre 09, 2013

De vuelta en el Atahualpa


La última vez que estuve en el Estadio Olímpico Atahualpa fue en un partido de Barcelona contra El Nacional, hace dos años. Mi hermano mayor, hincha acérrimo de BSC, fue quien me invitó a ese partido ya que, la última vez que ingresé al estadio pagando por mi cuenta fue en la final del Deportivo Quito contra el Cuenca, en 2009. Recuerdo que pagué 8 dólares por una general, en la que por primera vez en la vida presencié también un partido final de campeonato. 
Debo admitir que he sido bastante codo para asistir al fútbol; casi siempre he ido invitado. Hoy no fue la excepción. Un amigo, con curiosidad innata por mirar algún encuentro, me invitó a presenciar el partido entre Universidad Católica de Quito, frente a Liga de Loja. Quedamos en topar en "la bola", como le dicen al monumento a Atlas ubicado frente a donde empieza la Avenida de los Shyris. Algo atrasado, primero por salir tarde y luego por agarrar mal el bus de la Ecovía (tomé el que va sólo hasta la Parada de las Universidades, así que tuve que coger otro), finalmente nos encontramos en el lugar acordado. Al tratarse de dos equipos no tan tradicionales del fútbol ecuatoriano, y siendo sábado a mediodía, el ambiente lucía bastante tranquilo. 

Mi amigo, originario de Quevedo y con ese sabor costeño tan característico de los ecuatorianos, me dice "qué, quieres entrar a palco", a lo que respondí "ni que fuera Metallica". 5 dólares por cada entrada fue lo que le tocó pagar para ver a las dos escuadras.

Ya adentro, volví a sentir esa cosa rara que sientes al volver al estadio luego de toda una vida de ver fútbol sólo por televisión: los colores de los uniformes se me hicieron más vivos y la cancha más pequeña. Ni una sola persona en general: todos en las cómodas tribunas y palcos. Entre las celebridades que nunca faltan, estaban el exjugador de Liga y ahora periodista deportivo Fernando Salvador, y Jorge Ortiz. Era notable ver que la mayoría de los hinchas de la Cato eran personas adultas senior. Gritaban. "Universidad, Universidad"
por un momento pensé que dirían "Central", pero luego recordé que no jugaba Liga de Quito. Liga de Loja también tuvo lo suyo. Nada de tambores ni banderas, desde que los prohibieron hace poco. Eché de menos esas cosas. "Y dale, y dale, y dale Loja dale.."

Saltó Liga de Loja, de uniforme negro y Católica, de un celeste que me recordaba al Macará de Ambato. Hace años, quizás en 1991, recuerdo que acudí un Barcelona-U. Católica, y el uniforme del "trencito azul", era precisamente azul. El primer tiempo dominio de los lojanos: un penal y luego otro gol. La Católica parecía irse en picada. Durante el segundo tiempo, luego de esperar en vano por Justin Bieber, tremenda reacción de la Católica, con un gol de una jugada y luego un golazo de tiro libre del mismo jugador, un tal De La Cruz. Debo admitir que me cuesta ahora recordarme los nombres; de hecho, el único histórico que recuerdo de los camaratas es el Max Mecías, que mi compañero, que parece enciclopedia humana, añadió que jugó después en Olmedo de Riobamba.

Fin del partido y echo aún de menos tantas cosas: la cerveza, los chiclescarameloschupetestropico, las cornetas, los tambores, las empanadas de morocho que sí suelen vender en partidos de clubes con más hinchadas. Fin del partido y unas pocas gotas de lluvia transforman el verde esplendor del campo en luminoso gris. No hubo puñetes ni demasiadas divertidas malas palabras, pero sí buen fútbol.


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