¿Quién no recuerda aquellos "Cañonazos bailables Vol. 8" o ese disco de Iron Maiden que algún amigo presumió alguna vez en el colegio? en estos tiempos inimaginables sin la tecnología que ahora poseemos, la reaparición de discos de vinilo en los escaparates de las escasas tiendas de música que quedan en los centros comerciales, nos hace pensar en una especie de paradoja, acto sui generi o absurdo técnico, si damos por entendido que regresar hacia atrás en este aspecto no sólo es imposible, sino poco rentable, hablando en términos comerciales.
Sin embargo, no hace falta ser especialista para analizar este suceso casi tan extraño como ver un fantasma en nuestra casa o que Estados Unidos retire incondicionalmente el embargo a Cuba. Resulta pues, que este supuesto regreso del disco de acetato, vinilo, LP o como lo queramos llamar responde a los siguientes factores:
Primero que nada, no se trata de un retorno per se del disco con el que alguna vez trancamos mesas: se trata más bien de una reevaluación de este objeto de colección en muchos casos, convertido ahora en antiguedad estimable. Así, podemos encontrar en sitios como mercadolibre.com obras en acetatos por valores que nos costarían más de un ojo de la cara, a lo que debemos añadir también que muchas bandas (sobre todo del género metal), además de las ediciones regulares en discos compactos, han optado también por ediciones especiales en vinil.
La siguiente condición tiene que ver con la misma tecnología: el CD, soporte físico de sonido digital, pronto dio paso al MP3, formato virtual y no necesariamente físico, que desde ya domina el mercado de la industria musical: así, mientras quiebran las tiendas de discos (el cierre de JD Feraud Guzman y de Tower Records en nuestro país es referencia necesaria), muchos otros negocios musicales se realizan a través de internet y descargas a través de teléfonos celulares. Pero a diferencia del CD, y del también clásico cassette, que podíamos reproducir con cualquier quemador o grabadora, el long play implicaba un proceso más complicado, en donde se requería de una infraestructura demasiado grande, cuasi obsoleta y costosa, lo que en la actualidad deviene en la casi imposibilidad para un pirata común y corriente, reproducir vinilos como panes.
Finalmente, tenemos la creencia técnica de los DJ´s sobre la superioridad en Hi-Fi de este formato antiguo de registro musical, lo que ha construido en nuestras mentes el estereotipo de la relación trisexual entre el tornamesas, el discjockey y el acetato.
De esta manera, nos hallamos ante una paradoja, incierta tal vez para la mayoría, feliz quizás para los nostálgicos. Sabemos de sobra que a pesar del incremento en las ventas de LP´S sobre el descenso de la venta de CD´s, el vinilo no volverá a la hegemonía de la música; sin embargo, es bueno saber que algunas cosas, a pesar de la omnipotencia del paso del tiempo, se atrevan a volver.
Sin embargo, no hace falta ser especialista para analizar este suceso casi tan extraño como ver un fantasma en nuestra casa o que Estados Unidos retire incondicionalmente el embargo a Cuba. Resulta pues, que este supuesto regreso del disco de acetato, vinilo, LP o como lo queramos llamar responde a los siguientes factores:
Primero que nada, no se trata de un retorno per se del disco con el que alguna vez trancamos mesas: se trata más bien de una reevaluación de este objeto de colección en muchos casos, convertido ahora en antiguedad estimable. Así, podemos encontrar en sitios como mercadolibre.com obras en acetatos por valores que nos costarían más de un ojo de la cara, a lo que debemos añadir también que muchas bandas (sobre todo del género metal), además de las ediciones regulares en discos compactos, han optado también por ediciones especiales en vinil.
La siguiente condición tiene que ver con la misma tecnología: el CD, soporte físico de sonido digital, pronto dio paso al MP3, formato virtual y no necesariamente físico, que desde ya domina el mercado de la industria musical: así, mientras quiebran las tiendas de discos (el cierre de JD Feraud Guzman y de Tower Records en nuestro país es referencia necesaria), muchos otros negocios musicales se realizan a través de internet y descargas a través de teléfonos celulares. Pero a diferencia del CD, y del también clásico cassette, que podíamos reproducir con cualquier quemador o grabadora, el long play implicaba un proceso más complicado, en donde se requería de una infraestructura demasiado grande, cuasi obsoleta y costosa, lo que en la actualidad deviene en la casi imposibilidad para un pirata común y corriente, reproducir vinilos como panes.
Finalmente, tenemos la creencia técnica de los DJ´s sobre la superioridad en Hi-Fi de este formato antiguo de registro musical, lo que ha construido en nuestras mentes el estereotipo de la relación trisexual entre el tornamesas, el discjockey y el acetato.
De esta manera, nos hallamos ante una paradoja, incierta tal vez para la mayoría, feliz quizás para los nostálgicos. Sabemos de sobra que a pesar del incremento en las ventas de LP´S sobre el descenso de la venta de CD´s, el vinilo no volverá a la hegemonía de la música; sin embargo, es bueno saber que algunas cosas, a pesar de la omnipotencia del paso del tiempo, se atrevan a volver.
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