lunes, febrero 18, 2013

'Parece que fue ayer', otra víctima de la mediocridad de la televisión ecuatoriana


Hace varios meses atrás, cuando tenía televisión por cable, había una serie de Televisión Española Internacional que llamó mucho mi atención; se llamaba "Cuéntame (como pasó)", y trataba sobre la historia de la España de los últimos años de la dictadura de Franco, narrada desde la memoria de un niño, ya hombre, Carlitos. ¿Te ha parecido familiar hasta aquí la trama?
Bueno, Carlitos es el hijo de Meche y Antonio Alcántara, y tiene dos hermanos mayores, el uno simpatizante de las ideas socialistas, y la hermana que trabaja en distintos lugares... y claro, la abuela.
Si la historia no te pareció familiar, es porque no viste nuestra versión ecuatoriana de esta teleserie, "Parece que fue ayer". Eso, sin contar con la versión chilena emitida por TV Chile, "Los 80" (en donde la historia transcurre en otra década, pero con una familia similar a la española y un dictador igual de jodido que Franco, Pinochet.
Bien. El problema no es que Ecuador haya apostado por tener una versión de este programa que fue muy exitoso en España, y que contribuyó firmemente a la reflexión sobre la memoria histórica de ese país (y también, en Chile). El problema, es que nuestro producto lamentablemente, no resultó a la altura de la versión original y chilena. Con casi dos años de retraso, Ecuavisa lanzó este producto, en un horario poco conveniente (domingo a las diez de la noche). Planeada primero como serie de 12 episodios, y reducida a 4, es el ejemplo definitivo de lo que nuestra producción nacional no puede seguir siendo. Anunciada hace más de medio año por el canal, olvidada, y luego reciclada, al parecer por la fama de varios de los actores que forman parte del elenco de Enchufe TV, la improvisación dentro de cada uno de los episodios, es evidente, reflejada en los errores de continuidad, en la contracción de historias que probablemente intentaron fundir dos o tres capítulos en uno, en el lenguaje artificioso, oh perdón, en el supuesto lenguaje en el que nos hablábamos los ecuatorianos en 1972 (en plena dictadura de Rodríguez Lara) con una familia integrada por actores de la Costa y Sierra que no logran cuajar, que no resulta verosímil, en donde se suprime el voseo típico de Quito por un "tú" insípido, en donde los quichuismos fueron reducidos al cero por ciento, en una casa (donde viven los Álvarez) que para nada parece de los setentas, en un Quito que no logra dejar de parecer un set.
Salvo la excepción de don Antonio Álvarez, cuyo actor es casi el único que resulta un quiteño creíble de ese tiempo, los demás parecen personajes perdidos, salidos de una máquina del tiempo, que perdieron el boleto de vuelta y cuyo destino es la nada, y de quienes es imposible no cagarte de risa cuando te acuerdas que viste a varios de ellos en Enchufe TV, producto que en todo caso vale mucho más la pena.
Una lástima por esta serie, que seguramente no contará con el ratting que en un inicio planearon sus productores, pero una lástima mucho más porque, de seguro, pasará desapercibida, y no habrá contribuido en casi nada a la preservación y rescate de la memoria histórica de los ecuatorianos.

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