El 1 de septiembre de 2010, uno de los diarios más prestigiosos de Sudamérica, Jornal do Brasil, abandonaba su edición impresa luego de 119 años de vida editorial, anunciando que continuaría con su labor informativa desde su página web, a la que se podría seguir accediendo tras el pago de una suscripción. En aquel entonces, nos preguntábamos si dentro de poco alguno de los periódicos de nuestro país seguiría con esa tendencia, en un escenario donde coincidían factores como la tendencia mundial de acceder cada vez menos a los diarios impresos y más a los sitios web de noticias, la necesidad cada vez mayor de contar con noticias más veloces y que se actualicen en menos tiempo y además la Ley de Comunicación, que se aprobaría tres años después, todo esto frente a la ya difícil competencia frente a la radio y la televisión.
Diario Hoy fue para muchos el primer candidato a tomar esta vía por diferentes circunstancias: la inestabilidad económica del periódico, atribuida por sus mismos directivos a restricciones económicas que facilitaran la inversión externa y el crédito, la cada vez menor presencia del rotativo e inferior capacidad competitiva frente a periódicos más grandes como El Comercio, el advenimiento de los autodenominados medios públicos de ventas inferiores pero de grandes subvenciones estatales como El Telégrafo, así como el mayor protagonismo de internet, confirmaron algo que para muchos "ya se veía venir".
Además de la crisis propia que ya enfrentaba Diario Hoy, sectores sobre todo identificados con el oficialismo lo criticaron acusándolo de formar parte de la "prensa mercantilista", considerándole favorable sólo con la oposición. Otras veces sin embargo le consideraron, al menos durante un momento de su historia, como un verdadero periódico independiente que por encima de vender más ejemplares, se preocupó de brindar un verdadero servicio social a través de reportajes de investigación como aquellos que presentaba en su sección "Blanco y Negro". Muchos atribuyeron también al periódico el haber revelado a la opinión pública temas como por ejemplo, las violaciones a los derechos humanos efectuadas durante los años ochentas por elementos de la autoridad, que en nombre de la lucha contra la Subversión cometieron varios excesos.
Diario Hoy también dejó en la memoria de los quiteños y ecuatorianos varias estampas que formarán parte de la memoria, como por ejemplo Don Elhoy, el servicio de llamadas telefónicas que no sólo fue uno de los pioneros de la interactividad y los multimedios, sino que causó más de un dolor de cabeza en varias familias al momento de recibir el detalle telefónico. La revista Jóvenes y Punto, publicada durante los años noventas, a la que le siguió el suplemento semanal Sí, que también fue criticada por muchos sectores que consideraban que sólo se tomaba en cuenta a los "wambras aniñados", situación que años más tarde reflejaría una forma de malestar social reforzada por el discurso populista del Gobierno actual. Otra situación muy peculiar se dio también en marzo de 2010 cuando en un titular sobre la visita del sociólogo español y nacionalista vasco Iñaki Gil de San Vicente, se tildó a la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador de "eslabón" con Batasuna, movimiento político ilegalizado en España tras ser considerado brazo de la organización terrorista ETA.
La falta de un estudio serio de lecturabilidad de periódicos y revistas hace difícil exponer cifras científicas sobre las preferencias de los ecuatorianos a la hora de adquirir un periódico. En las redes sociales, personas afines al Gobierno sobretodo se han atrevido a augurar que el próximo diario en cerrar podría ser El Comercio, mientras que opositores a la Revolución Ciudadana afirman que será El Telégrafo. En 2013, luego del fin de la iniciativa ambiental Yasuní-ITT, se había anunciado que el tabloide estatal PP El Verdadero circularía sólo hasta el 31 de agosto de ese año con el fin de "optimizar costos de operación y productividad", y de integrar a sus periodistas dentro de El Telégrafo. A los pocos días, y casi de manera sorpresiva, se anunció que el PP seguiría circulando.
Rafael Correa también planteó por ese entonces que, si se daba paso a una consulta popular sobre el tema del Yasuní, se consultara también a la gente si se debía permitir que los periódicos impresos continuaran o no en circulación.
Rafael Correa también planteó por ese entonces que, si se daba paso a una consulta popular sobre el tema del Yasuní, se consultara también a la gente si se debía permitir que los periódicos impresos continuaran o no en circulación.
La cotidianidad de la gente y los diarios, sin embargo, parece ofrecernos una muestra. Pese a las críticas del Presidente de la República a la que muchas personas se han sumado, en la ciudad de Quito muchas de esas mismas personas continúan adquiriendo y leyendo publicaciones como El Comercio, Últimas Noticias o el tabloide guayaquileño Extra, en tanto que El Telégrafo y PP el Verdadero parecen no superar todavía y peor igualar a los diarios de la denominada "prensa mercantilista", pese a que cada vez se los puede encontrar en más kioskos o puestos de venta. ¿Cuestión de mercantilismo? ¿Cuestión de costumbre? Lo único cierto es que probablemente para el año 2020, al menos un 75% de los actuales diarios impresos del mundo habrán desaparecido o se habrán mudado por completo a una página web.
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