El que en Sudáfrica 2010 hayan participado tanto la comunista Corea del Norte como la capitalista Corea del Sur, pese a no haber coincidido en la primera fase ni haberse enfrentado después, nos recuerda un partido efectuado el 22 de junio de 1974, en otro Mundial de Fútbol: el encuentro disputado entre la capitalista República Federal Alemana, y la comunista República Democrática Alemana, misma que venció ese partido por 1 gol a cero, en el Volksparstadion de Hamburgo. El autor del tanto, Jürgen Sparwasser, proveniente del F.C. Magdeburg, declaró años más tarde que esa victoria le trajo más dificultades que satisfacciones, ya que, en un país en donde no existía el fútbol profesional bajo una lógica liberal, Sparwasser aspiraba a doctorarse en la carrera de Pedagogía, objetivo que fue obstaculizado por el Partido Comunista Germano Oriental, al haberse negado a aceptar la dirección técnica del club fundado en 1965, que gozaba de la reputación de ser el equipo más importante de la RDA y de haber ganado la Recopa de Europa ese misma año ante el poderoso AC Milan de Italia.
Finalmente, el futbolista alemán, quien rechazó el convertirse en un héroe político para seguir su vocación, y pese a rechazar un contrato con el Bayern Munich por su fidelidad con el gobierno comunista, tuvo que partir a la RFA junto a su esposa, en 1988.
Ante los rumores de que las autoridades de la RDA había premiado a Sparwasser con una casa y un automóvil, por una parte, y por otro de que la Alemania Federal perdió a propósito para evadir a Brasil y Holanda, el jugador negó rotundamente esas insinuaciones, ya que por un lado una gran parte de hinchas germanos orientales no sólo estaban descontentos con la situación política de su país, sino que apoyaban por encima del régimen estatal al seleccionado de la RFA, a la que también consideraban como su patria. Por otro lado, y a pesar de haber beneficiado a su selección, los hinchas del lado occidental también le reprocharon por ese gol. En la actualidad, Sparwasser ha vuelto a vivir en la ciudad de Magdeburgo, y dirige una red de escuelas de fútbol para divisiones menores, en una Alemania ahora globalizada, integrada en la Unión Europea y que en 2006 volvió a albergar otra Copa del Mundo.
Finalmente, el futbolista alemán, quien rechazó el convertirse en un héroe político para seguir su vocación, y pese a rechazar un contrato con el Bayern Munich por su fidelidad con el gobierno comunista, tuvo que partir a la RFA junto a su esposa, en 1988.
Ante los rumores de que las autoridades de la RDA había premiado a Sparwasser con una casa y un automóvil, por una parte, y por otro de que la Alemania Federal perdió a propósito para evadir a Brasil y Holanda, el jugador negó rotundamente esas insinuaciones, ya que por un lado una gran parte de hinchas germanos orientales no sólo estaban descontentos con la situación política de su país, sino que apoyaban por encima del régimen estatal al seleccionado de la RFA, a la que también consideraban como su patria. Por otro lado, y a pesar de haber beneficiado a su selección, los hinchas del lado occidental también le reprocharon por ese gol. En la actualidad, Sparwasser ha vuelto a vivir en la ciudad de Magdeburgo, y dirige una red de escuelas de fútbol para divisiones menores, en una Alemania ahora globalizada, integrada en la Unión Europea y que en 2006 volvió a albergar otra Copa del Mundo.
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