Debo reconocer, que quizás como a muchos, la mitología griega se me hizo algo más digerible desde que a mediados de los noventas empecé a ver Los Caballeros del Zodiaco. Sin embargo, ya conocía en parte los nombres de esos legendarios Zeus, Atena, Hércules, Ícaro, Ulises, gracias a otros dibujos animados, películas y referencias en la clase de literatura del colegio. Es así que, cuando me encontré en un puesto ambulante de libros en el puente de El Guambra con esta novela, ...y los dioses se volvieron hombres, del para mí entonces desconocido Carlos De La Torre Reyes (quién resultó ser director del desaparecido diario quiteño El Tiempo), supuse que quizás era otra de esas historias, envueltas en la magia de la mitología griega que aún es considerada por Occidente como la cuna de la civilización.
Un primer dato curioso en lo personal, es que este libro fue editado el mismo año de mi nacimiento, 1981 -año de la "Guerra de Paquisha", de la muerte de Jaime Roldós, de la última película de Cantinflas, de la Masacre de El Mozote en El Salvador-, en fin, tiempo reflejado en el tono ocre de sus páginas de papel periódico, cuyo olor a muchas personas parece cautivar. El otro aspecto curioso (y que provocó que me costara casi diez años volver a leer el libro y terminarlo), lo extenso que se veía, casi cuatrocientas páginas, que deduje debían ser un intento análogo a La Iliada o La Odisea.
Superadas estas deficiencias de atención, ya adentrado en la historia, se capta una analogía entre el olimpo mítico y la élite local, que pudo ser de cualquier país, devenida o dibujada como "olimpo criollo": una típica república en los años setentas, con una descolorida dictadura militar que no por "blanda" ha dejado la corrupción, y su respectivo grupo de aliados por intereses económicos, que juegan al placer precisamente al sentirse protegidos por esa investidura de poder, elevados de la muchedumbre pero enraizados a ella. Un Ulises que pretende emprender una odisea por amor, pero que se infiere una huida.Una revolución que se vislumbra gestarse en Telémaco, hijo de Ulises en la mitología y en la novela, pero que se presiente como una luz tambaleante.
La creación del hombre a imagen y semejanza de los dioses, y o viceversa, no puede ser más evidente en esta novela, gestada durante los años setentas y que posiblemente sea la influencia de varios escritores actuales, pues se pueden hallar en ella varios códigos vigentes aún.
...y los dioses se volvieron hombres
Óscar De La Torre Reyes
1981
Bibliograf
8.5/10
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