martes, mayo 14, 2024

Un delfín y la luna (1985)


No me pregunten cómo llegué a este ejemplar (edición Libresa de 1990). Fue una mañana o tarde de los 90 en que estaba rebuscando alguna cosa en el cuarto de mi ñaño (me avergüenza admitirlo pero no quiero mentir). Al igual que yo, mi hermano solía ocultar dinero entre los libros, y con la esperanza de hallar algún billete de quinientos o mil sucres, desilusionado por no hallar plata, me lo encontré. Lo primero que llamó mi atención fue el dibujo de Nelson Jácome en la portada, el mismo dibujante que solía ilustrar los textos escolares de primaria y que publicó incluso en la efímera revista XOX. 

Nunca le pregunté a mi ñaño si le obligaron a leer Un delfín y la luna en el colegio (obvio, no le iba a decir que intenté robarle plata). Tenía bastantes páginas subrayadas; no fue hasta años después, en la universidad, que un profesor me aclaró que más que un sacrilegio, subrayar palabras era necesario. Hasta ahora tengo cierto hábito quizás indigno para quienes se consideran lectores de verdad: busco el cuento más corto del libro, o a veces empiezo por el último. Fue así que empecé con “La partida”, relato que no pude comprender a la primera, siguiendo luego con “Domingo” y “La vuelta”, para finalmente llegar al relato que da nombre a esta antología publicada originalmente en 1985 por Marco Antonio Rodríguez: “Un delfín y la luna”.

Varios años después, un profe de la universidad nos ordenó leer este libro, luego de exigirnos pasar por las páginas de Franz Kafka, Carlos Fuentes, Rosa Montero y Anthony Burgess. Desde luego, lo más atractivo de esta colección de cuentos es la descripción del sufrimiento y la frustración, tanto entre los pobres como entre quienes afirman que “el pobre es pobre porque quiere”. La evocación de mundos que ya no están (“Los desolvidos”), de la búsqueda de identidad (“Quieto Danny”), o de lo que no podemos tener (”Detrás de las burbujas”) nos muestra un retrato humano hecho con palabras -a veces toscas, a veces elegantes-, que terminan por recordarnos que al final solo somos personas que, cansados de no encontrar plata, quizás nos echamos a mirar a la luna.

Un delfín y la luna
Marco Antonio Rodríguez
Editorial Planeta
1985
9/10



No hay comentarios: