miércoles, febrero 19, 2025

La “desvivición” del lenguaje


Ayer, mientras hurgaba por redes sociales como casi todo el mundo en esta Sociedad de la Información global, por casualidad me encontré con una noticia donde el rey de España expresaba su malestar ante la intención del presidente de EEUU, Donald Trump, de restringir o eliminar la enseñanza del español como segunda lengua en los colegios gringos. En un castellano de acento obviamente español, el anacrónico monarca señaló que dentro de unos años, nuestro idioma llegará a los cien millones de hablantes en el país norteamericano, convirtiéndose en el segundo estado con más hispanohablantes en el mundo y que la evolución del idioma, inevitablemente, se dará en América.

Hasta aquí, nada extraño al parecer. Sin embargo, en las mismas redes sociales, horas más tarde me enteré que uno de los youtubers que más sigo, y no por él sino porque emite a pantalla compartida episodios de Padre de Familia, a quien creía mexicano, resultó ser peruano. Recordé también que hace semanas, antes de nuestro programa de radio, mi compañero me contó que las alumnas de su novia que es docente hablan todas a lo mexicano, y que 'les parece de lo más normal'.

El fenómeno no es nuevo. Elisabeth Noelle-Neumann en su Espiral del Silencio ya nos explicó (aunque desde una perspectiva electoral) el porqué de la tendencia: el ser humano le teme al aislamiento, y por ende a la soledad. Es más fácil subirse a la camioneta de los ganadores que decidir caminar a pie por la cuesta de la vida.  Es más divertido juntarse al grupo de payasos que se ríen de todo que ser el objeto de burla y es más fácil seguir la moda y aparentar ser joven que resignarse a ser viejo.

Pero, ¿qué tiene de malo? El lenguaje es un hecho social y por ende sujeto de evolución también. De no ser así, la rica diversidad lingüística e intercultural que existe en el planeta no existiría. El latín no se habría convertido en español, portugués o francés ni las lenguas germánicas nos habrían dado el sueco, el alemán o el inglés, tan necesario en la actualidad y tan intruso en todas nuestras lenguas debido a los tecnicismos, al marketing (que desde hace años nos vende el acoso escolar como bullying) y a la hegemonía cultural, misma que se repite, aunque de segunda mano, con el "español estándar".

Resulta que, desde hace décadas, se ha vuelto una tendencia al parecer ya irreversible que el supuesto español neutro o estándar encabezado por el doblaje mexicano incluya cada vez con más frecuencia modismos aztecas, mismos que por la fuerza de la industria audiovisual de ese país, de su exposición y repetición han penetrado tan profundo en el español de Latinoamérica, que términos y expresiones como chamba  ya empiezan a reemplazar a nuestro 'camello' ,  pedo a 'pluto' , hacer el oso a 'hacer la foca'  o que ruco, que para nosotros significaba 'dormido' ahora sea sinónimo de 'viejo'.

Dicen los lingüistas que una de las causas de la creación de los idiomas es precisamente el conjunto de modismos, sean por dialecto o cronolecto, variables que suelen producirse en diversos contextos. En nuestro caso, han sido la tele y ahora el streaming los principales canales de esta nueva tendencia. Y bueno, la evolución es inevitable: de seguro los boomers ecuatorianos usaban modismos distintos a los de la generación X y millennials, quienes tal vez vemos con recelo cómo los centennials con sus palabras copiadas de La Rosa de Guadalupe o del Fedelobo ahora se imponen.  Sin embargo, ¿qué sucede cuando la jerga no es adoptada, sino impuesta, y no solo sobre el habla sino sobre la escritura?

En 1984 (escrito en 1948), George Orwell ya vaticinó algo parecido, cuando la burocracia ficticia de la obra imponía por obligación un vocabulario. De vuelta al mundo real y en la actualidad, bajo la excusa de la 'desmonetización', muchos canales y cuentas de medios digitales informativos hoy censuran palabras como delito, muerte, crimen, violencia, odio (que ahora debe escribirse 0d10) y suicidio, palabra que de manera paulatina se ha ido reemplazando por 'desvivición'. Me imagino que los bienintencionados administradores o dueños de estas redes, como antaño hacían los canales de televisión y radios cuando colocaban un 'pi' sobre palabras como verga, prostituta (a lo que ahora llaman escort) o mierda durante el horario familiar, estarán seguros de que omitir palabras como violencia, odio, muerte, crimen y suicidio harán que los males de la violencia, el odio, la muerte, el crimen y el suicidio desaparezcan por arte de magia del mundo.

A este paso tendremos que volver a dar la razón a nuestros boomers abuelos ecuatorianos que preferían decirle 'pollo' al pene. 




2 comentarios:

Anónimo dijo...

El lenguaje evoluciona o mas nien adopta modismos de todo el mundo, en la latinomarica esos modismos provienen principalmente de los medios de comunicación y del pais de origen de dichos modismos, como Mexico que tiene la industria de comunicación mas grande de Latinoamérica

Anónimo dijo...

Excelente artículo mi pana ampliamente documentado comparto lo que se dice en la espiral del silencio el ser humano le teme al aislamiento y producto de eso se adquieren modismos relativos. En todo caso Trump desea resaltar la imagen de usa como superpotencia por eso puso al inglés como idioma oficial además de sus deseos expansionistas de tener groenlandia