lunes, julio 04, 2011

Antes Sam, ahora Chang



Quienes hablan de imperialismo ya no deberían referirse a Estados Unidos, sino a China. Las estadísticas lo están demostrando. Nuestro país, a cambio de créditos con la nación asiática (que de comunista ya no le queda ni la gorra del Mao Tse Tung), ha comprometido casi el 50% de la producción petrolera nacional, por créditos con una tasa de interés anual que supera el 6.5%. El Gobierno Nacional defiende esta transacción por concepto de venta anticipada de barriles de petróleo, argumentando la flexibilidad del precio del barril; la oposición señala que se están comprometiendo recursos y presupuestos de un posible futuro gobierno dentro de seis años, además de las altas tasas de interés con que China realiza sus préstamos. El punto es que China no es ningún pan de dios ni un chaulafán comunitario.

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