martes, marzo 13, 2012

Estadios: barras bravas, chiflazos y alcohol


La muerte de Christian Calvache, aficionado de Liga de Quito el pasado 4 marzo, en manos de otro hincha del mismo equipo, que presuntamente se debió a que el primero no aceptó que el segundo le reme un vaso de cerveza, ha puesto de punta no sólo a la hinchada alba, que una vez más cuestiona seriamente las acciones de los miembros de su barra brava, "Muerte Blanca", sino que también le ha recordado una vez más a la gente la ineptitud de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, que este día jueves decidirá si acepta o no la apelación del equipo universitario para levantar la sanción de tres fechas que se le impuso al estadio de Ponciano.

En 2007, 2009, 2010 y 2011 ya fallecieron otros cuatro hinchas, por riñas y acciones de estas barras, que en medio del júbilo deportivo y un fanatismo que rebasa la gracia y alcanza la cursilería, cada domingo se instala en el estadio, así como seguramente se ubica al puertazo de cada concierto de rock en la ciudad, con la complicidad de varios dirigentes deportivos, que lejos de ubicar a los cabecillas (no sólo de Muerte Blanca, también Sur Oscura, Mafia Azul Grana, Boca del Pozo...) e invitarlos a celebrar con alegría y diversión, se empeñan en protegerlos, con la única intención de asegurar la taquilla en cada partido.

Nadie niega que echarse una biela helada en medio de un partido bajo el extenuante y canicular sol de Quito sea tan sabroso como dormir o comer, además de llamar la atención de vez en cuando al árbitro con coloridas y carismáticas frases cuando se jala las cuadras. Sin embargo, cualquier exceso siempre podría terminar en una fatalidad... querida afición, no olvidar, aunque el fútbol sea la vida de muchos, es solamente un juego.

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