sábado, marzo 23, 2024

Plata y Bronce (1927)



A medio camino entre el romanticismo del siglo XIX y el realismo social ecuatoriano post Revolución Rusa de inicios del siglo XX, es la primera impresión que da esta novela de corte campestre e indígena del escritor otavaleño Fernando Chaves (1902-1999). 

En esta ocasión, la casualidad hizo llegar hasta mí este libro, luego de que un vecino que arrendaba un cuarto en la casa de mi madre abandonara inesperadamente la habitación, misma que mi madre (quien estimaba mucho a su inquilino por su presteza) dejara intacta por varios meses, hasta que una fuerte lluvia provocara que por el techo de la misma se filtrara y cayera agua, debido a que daba a una tubería ubicada en un patio encima. Tras el evento, que dañó el entablado del piso y echó a perder muchas de las cosas del desaparecido amigo de mi ma, y luego de decidir arrojar muchas de esas cosas a la basura fue que apareció el libro, dentro de una caja de zapatos llena de recortes de periódicos con fotos de modelos y actrices de televisión.

Hasta ahora se considera a Huasipungo como el ícono de la literatura indigenista. Imbuido por ese argumento, inicié la lectura de ese libro de hojas amarillentas editado en 1995 por Libresa (el original es de 1927), que cuál Moisés logró salvarse de las aguas. De entrada, y con un lenguaje que suspira elegantes palabras hoy en desuso, el libro parece anticipar una desgracia: la violencia de género disfrazada de amor rudo, de ese supuesto derecho que, cuál país feudal, se atribuía el terrateniente dueño de parcelas y seres humanos, Raúl de Covadonga. La historia gira sin embargo en un amor nacido del rechazo de la longa Manuela y alimentado por la persistencia, el deseo siempre presente por aquello que jamás podremos obtener, ambientado en la gran hacienda “Rosaleda” de la Imbabura de inicios del siglo XX, esa que no terminó de incorporarse al nuevo paradigma de la revolución liberal, en medio de pueblos que se rehusaban a dejar el medioevo instigados por la iglesia católica, fiel al poder del dinero.

Hugo, el primo citadino del gamonal y Celina, la profesora enviada al servicio docente rural, junto con los indígenas Gregorio,Venancio, Juan, la bruja Encarna, el viperino cura del pueblo de Torrebaja, Sidonio, y el servil y violento Inocencio dan vida a este retrato de mundo feudal provinciano, donde el indígena debe obedecer sin cuestionamientos y en donde solo el deseo de venganza podría hacer posible un plot twist de acontecimientos. Una lectura recomendada para no omitir la historia de nuestro mestizaje como país y sus relaciones desiguales de poder.

Plata y Bronce
Fernando Chaves
1927 (primera edición)
9/10

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